[Entrenamiento Seven] Intelecto

La tranquilidad del bosque, la soledad que emana aquí, es realmente dulce para mí. Desde que tengo memoria, desde que me encontraron rondando en aquel bosque, siempre me he sentido comodo en la naturaleza. Lejos de la ciudad, de la gente, de aquel continuo ruido que provocan. Ese ruido anula mis sentidos por completo, me adormece de tal forma que me pregunto si se deberá a algo en particular. Algo que paso en aquellos recuerdos que han desaparecido de mi mente.

Tengo problemas actuando alrededor de personas. No puedo soportar más de una cerca a mí con facilidad. Me provocan una mezcla de repugnancia y terror; la capacidad de la cual son capaces, puede ser realmente asombrosa como también capaz de muchas atrocidades. Les tengo odio. Odio a aquellos que hacen sufrir por diversión a los demás, pero odio aun más a los que se creen buenos y quieren salvar a todos. ¿Dónde estaban cuando yo los necesite? Si solo pudiese recordar que fue exactamente lo que paso. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo?

Tengo tantas preguntas que soy incapaz de responder por mí mismo. Ni siquiera puedo empezar a buscar sus respuestas en otro lado al no saber por dónde comenzar. Solo me queda el vagar; vagar y mantener la esperanza de que, en algún momento, podré encontrar aquello que busco con tanto esmero.

Caminar entre los robles, los abetos, pinos y abedules. Seguir la pequeña corriente de una rio sin inicio ni final, en aquel ciclo eterno que lo promueve. Qué triste es en cierta forma, es como yo. No sabe de dónde viene ni donde terminara. Solo seguirá fluyendo en continua armonía. Sobrepasara las ramas y las piedras y continuara hacia adelante, sin una meta fija. Simplemente hacia el horizonte. Hasta ser absorbida en todo lo demás, hasta que no quede más de ella que el todo absoluto. La correntada que al fin se detiene, vencida, de rodillas, agotada y muere. Muere pero sobrevive dentro de todo lo que entra en contacto. ¿Ocurrirá lo mismo conmigo? ¿Dejare algo tras de mí? ¿Alguien me extrañara? ¿Sufrirá por mí? ¿Llorara el que me vaya? No lo creo. Soy incapaz de entrar en contacto con alguien a diferencia del rio. No dejare huella en este mundo. Viviré en el polvo y moriré dentro de aquel.

Sé que mis pensamientos son desgarradores, pero en este lugar solo siento paz. He aceptado mi destino de la única forma en la que soy capaz. Lo afronto y lo doy por completo. Eso ocurrirá. Y hasta entonces, yo seguiré caminando.

Descansar de todo el ruido. Vivir dentro de mi mismo en paz con todo. “Eso abrirá la conciencia etérea” me habían dicho en una ocasión. “La conexión con todo aquello que en esta tierra, ya que todo está conectado mediante una red. Desde los grandes mares, a las pequeñas piedras que se utilizan en los caminos. Todo es parte de lo mismo”.

En aquel momento me había resultado interesante, quizás porque era simplemente un niño que no conocía el mundo que lo rodeaba, que se encontraba totalmente solo. Y, el saber que estaba conectado con el todo, me tranquilizaba de cierta forma. Me hacía sentir acompañado. Pronto descubrí que aquello no eran más que mentiras; nadie fue en mi ayuda cuando más lo necesite, sin importar cuánto se lo pidiese a esta “red” que lo conectaba todo. Uno está completamente solo en esta tierra, y debe valerse únicamente por sí mismo para sobrevivir. Comer o ser comido. Esa es la gran ley que reina este mundo.

Robar, golpear, mentir, sonreír, chantajear. Hacer todo lo que se requiera para llegar a aquel fin último que estamos esperando. No puedo evitar sino reírme de mi mismo, y de mi ignorancia de pequeño. La vida me ha demostrado la realidad duramente, y no estoy dispuesto a dejar que esta realidad, que me ha mantenido a salvo hasta ahora, colapse. Pero aun asi necesito volverme más fuerte. Y lo voy a hacer, utilizando mi magia.

Siguiendo como base el fundamento de la conexión etérea he planeado una forma de utilizar mi magia para este propósito. Ya verán. Nadie volverá a pasarme por encima.

Todo es parte del todo. Es como cuando miramos la pequeña laguna, o el charco que la lluvia deja a su paso. La más mínima gota que en el cae, el insecto más pequeño, la brisa más delicada, provoca ondulaciones en el agua. Ondulaciones que se expanden y contraen cubriéndolo todo, cada vez de mayor tamaño, suavemente imperceptibles a no ser que se dedique el tiempo de observarlas –de sentirlas-.

El todo hace al todo. Lo mismo ocurre en el aire. El más leve movimiento de un objeto provoca ondulaciones en el aire. Ondulaciones que mueven el aire como la pequeña piedra mueve al agua en el charco. Estas ondulaciones son particularmente suaves, básicamente imperceptibles incluso para quienes se concentran en intentar detectarlas.

Pero, con mi magia, las cosas podrían cambiar. Una leve modificación en la sensibilidad de mi piel, debería poder permitirme el sentir todo cambio que se produce en el aire a mí alrededor. Por más minino que sea, e incluso a una mayor velocidad de lo que puede ser detectado por el ojo humano. Sentir y especular, esa es la base de la predicción de los movimientos.

Cada corriente es el equivalente a la línea de una tela de araña. Cuando el insecto mueve la red, la vibración se sentirá en el centro y en sus alrededores. Previniendo a la araña de la presencia del mismo. Para volverme más fuerte debo ser como la araña, debo ubicar y cazar a mi presa. Debo sobrevivir a todo.